lunes, 8 de diciembre de 2014

NUESTRA ESPAÑA (Carta al director)


En España cada vez hay más familias que no tienen dinero para poder comer, algo que se considera básico, y mientras tanto, los políticos se gastan el dinero en cosas un tanto innecesarias.
Por otro lado también está el tema de la sanidad y la educación. Que pasa, ¿solo hay posibilidad de cura para los ciudadanos que viven en países desarrollados? La prueba evidente la hemos tenido ahora con el Ébola. ¿Y las personas que viven en África, ellos no importan?
En cuanto a la educación, a este paso, los jóvenes vamos a tener que irnos a estudiar a otros países y por lo tanto buscar trabajo allí también.
En definitiva, en España, parece que en vez de avanzar, retrocedemos.


Marina Cordovilla Serrano





martes, 18 de noviembre de 2014

Don Juan "Terrorio"

PARTE II - ACTO II - ESCENA II

Juan y estatua de Gonzalo con zombies, fantasmas y licántropos que le acompañan.

Estatua: Aquí me tienes, don Juan, y vienen conmigo los que están reclamando tu eterno castigo. Mis compañeros de tumba, mis aliados.

Juan: ¡Jesús!

Estatua: ¿Y de qué te alteras, si eres un hombre que puede acabar con todos ellos verdad?

Juan: ¡Ay de mí!

Estatua: ¿Qué? ¿La patata se te desmaya?

Juan: No lo sé; creo si. No son sueños... ¡ellos son…, son…, son inmortales! Aunque el valor no me falta, me va faltando el sentido; no puedo con todos, son demasiados…

Estatua: Aquí concluye tu existencia.

Juan: ¿Qué dices loco?

Estatua: Lo que te avisó doña Inés, lo que te he avisado yo, y lo que olvidaste, idiota. Mas el festín que me has dado debo volverte.

Juan: ¿Qué me das?

Estatua: Te doy lo que tú serás. Aquí fuego, allí ceniza. ¡Al infierno contigo y con tus pensamientos!

Juan: Ceniza, bien, ¿pero fuego?, ¡yo soy indestructible, no podrá conmigo!

Estatua: El de la ira omnipotente donde arderás eternamente por tu desenfreno ciego ¡podrá contigo y con más si hace falta!

Juan: ¿Conque hay otra vida y otro mundo? ¿Conque es verdad, ¡ay de mí!, lo que no creí jamás? ¿Y ese reloj?

Estatua: Es lo que te queda de vida.

Juan: ¡Ya se me acaba la vida!

Estatua: Sí, en cada grano se va un instante de tu vida.

Juan: ¿Y ésos me quedan, no más? ¡Injusto Dios! Tu poder me haces ahora conocer cuando tiempo no me das de arrepentirme.

Estatua: Don Juan, todavía tienes una última oportunidad...

Juan: ¡Imposible en un momento, borrar treinta años de crímenes y delitos!

Estatua: (Suenan las campanas, las cuales tocan a muerto). Aprovéchale con tiento, porque el plazo va a acabar y las campanas están doblando por ti, y están cavando la fosa en que
te van a enterrar.

Juan: ¿Por mi doblan?

Estatua: Sí.

Juan: (Se oye el oficio de difuntos) ¿Y esos cantos funerales?

Estatua: Los salmos penitenciales por ti.

Juan: ¿Y aquel entierro que pasa?

Estatua: El tuyo.

Juan: ¿Muerto yo?         

Estatua: (Mirando a los zombies, fantasmas y lobos) Acabarán contigo mis queridos amigos.

Juan: ¡Ah! Por doquiera que fui la razón atropellé, la virtud escarnecí, la justicia burlé, y envenené cuanto vi. Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, yo los claustros escalé; y pues tal mi vida fue, no, no hay perdón para mí. (A los fantasmas)
Mas ahí estáis todavía con quietud tan pertinaz. Dejadme morir en paz.
¿Qué esperan de mí?

Estatua: Que mueras, para llevarse tu alma. Don Juan; se te acaba la vida, ya te queda poco. Dame la mano en señal de despedida.

Juan: ¿Ahora somos amigos?

Estatua: Sí; fui injusto contigo.

Juan: Toma, pues.

Estatua: (Le da la mano, que se la agarra fuertemente. Don Juan intenta soltarse pero no lo consigue. Lentamente se acercan los zombies, fantasmas y lobos hacia él.)
Ahora, don Juan, pues desperdicias también el momento que te dan, ¡ven conmigo al infierno y acabemos con esto de una vez!

Juan: ¡Aparta, piedra fingida! ¡Suelta! Suéltame esa mano, que aún queda el último grano en el reloj de mi vida. Suéltala, que si es verdad que me queda un oportunidad, yo, Santo Dios, creo en ti. Si es mi maldad inaudita, tu piedad es infinita... ¡Señor, ten piedad de mí!

Estatua: Ya es tarde.

(Finalmente los zombies rodean a don Juan y ayudados por los lobos y los fantasmas, atentan contra él.)

Juan: ¡No, no, no, no! ¡Atrás bestias inmundas, alejaos de mí! ¡Acabaré con vosotras si hace falta!

Estatua: No podrás, já, te superan en número y son más fuertes que tú.

Juan: Tienes razón Gonzalo. Venga adelante, acabad conmigo.

(En ese momento, los lobos comienzan a atacarle pero don Juan saca una espada y comienza a darles muerte)
Estatua: ¡Qué estás haciendo loco!

Juan: ¡Te dije que no podrían conmigo! (Pero en ese momento don Juan se despista y cae al suelo arrollado por un zombie) ¡No, por favor piedad, no quiero morir tan jovgeihsmhoks…!

(Llegado a este punto, los fantasmas se apoderan del alma de don Juan y los zombies y lobos comienzan a desgarrar el cuerpo sin vida de éste. La estatua de Gonzalo, vuelve a su posición original, pero esta vez con una sonrisa de satisfacción en la cara.)


FIN

lunes, 29 de septiembre de 2014

MI AUTORRETRATO LINGÜÍSTICO

Nací y me crié en un entorno monolingüe, así que en mis primeros años utilicé el español.
Empecé a dar mis primeras clases de inglés en infantil, con tres años y aunque ya en la televisión emitían programas infantiles en inglés, no me apetecía verles.
Mi primera salida de España a otro país en el que se hablaba otro idioma fue en el 2004 a Disney Land en París, por aquel entonces yo tenía unos 4 años, pero todavía no había tenido contacto con el francés y como era pequeña, no me enteraba de nada.
Fui otras dos veces a Francia, una vez a Bordeaux y otra a París, en esta última ya había empezado a dar francés en el instituto.
En 2005 fui a Londres con mis padres, así que fue la primera vez que tomé contacto con el inglés fuera de clase, pero me reitero, tampoco es que me enterase mucho.
En 2011 fui a Bruselas, allí se hablan varios idiomas. Conocí el Flamenco, un dialecto que se habla entre otros sitios en el norte de Bélgica.
Por último, el curso pasado, en Abril, hice un intercambio con alumnos de Irlanda del Norte en concreto en Limavady, allí tuve la oportunidad de practicar mi inglés en una familia en la que había cuatro hermanas y sus padres.
¡Ah!, se me olvidaba, en Santander hay una asociación de esperantistas y como mis padres conocían a el presidente de la asociación, me enseñó algunas palabras, pero al haber pasado bastante tiempo ya no me acuerdo de ninguna.
Aquí termina mi pequeña vida lingüística, de la que no me puedo quejar.